jueves, 26 de junio de 2008

LA LÍNEA DE FUEGO DESDE LA ARAUCANIA A LA REGIÓN DE AYSÉN


La historia desde la Araucanía hasta el recién devastado sur de Palena (Chaitén y Futaleufú), sumado a experiencias no distantes en el tiempo, más al sur, como la erupción del volcán Hudson, son prueba suficiente para entender que éstas son regiones vulnerables donde el habitante está obligado a convivir con la emergencia. Cuando no estaba la televisión para difundirlo y mucho antes aun, siempre -esporádicamente- tronaban las montañas y hubo gigantescos hongos de polvo, humo y cenizas, y por supuesto, derrames de lava.
Desde que hay flora y fauna, y luego cuando hace más de 12 mil años surgieron los asentamientos humanos más antiguos del sur de Chile, permanentemente hubo explosiones en los conos volcánicos, derrame de lava y columnas de humo como la que se vio en el volcán Chaitén desde principios de mayo pasado.

Quizás por la furia desatada de estos fenómenos será que los mapuches crearon toda una interpretación divina, relacionando a estos con los pillanes, deidades benignas que tienen el poder de castigar, en ciertas ocasiones, provocando fenómenos naturales de perjuicio del hombre, como terremotos, inundaciones y erupciones. No obstante, los patronos de los volcanes según esta cosmovisión serían los Ngen-winkul, que cohabitan con los pillanes.

Ya no desde el fundamento cósmico, sino científico, se puede establecer que en buena parte del territorio austral, desde los márgenes del sur de la Araucanía hasta el fiordo de Aysen, a lo largo de casi 1.200 kilómetros, existe una formación subterránea que se le calcula origen hace 4 millones de años. Se trata de la falla geológica Liquiñe – Ofqui. El nombre deriva de su nacimiento en la zona termal de Liquiñe (comuna de Panguipulli) en el norte y el istmo de Ofqui (Aysén). En esta última zona se produce la triple unión de las placas tectónicas Sudamericana, Antártica y de Nazca.


Muchos en la comunidad de geólogos y volcanólogos coinciden en establecer que han ocurrido en los últimos años manifestaciones particulares en la falla. De acuerdo a lo que señala el experto del Servicio de Geología y Minería (SERNAGEOMIN), Jorge Muñoz, en contacto con Revista Travesía, el comportamiento de la falla ha influido en acontecimientos naturales relevantes para las comunidades del sur de Chile, esto lo definen a través de un concepto técnico que refiere a una “tensión regional” que se prolonga por más de tres años. “Ha provocado las situaciones de Aysen el 2007, Llaima el 2008, Cordón Caulle-Riñinahue el 2007 y 2008 y Chaitén y Llancahue-Comau”, advirtió. Precisamente el último de los focos mencionados, el fiordo Llancahue y la isla Comau, efectuó frecuentes sismos hasta el cierre de la presente edición, provocando alarma y evacuación de decenas de familias en Hornopiren.
La Araucanía no ha estado ajena a esta “tensión regional” que provoca el influjo de la falla Liquiñe – Ofqui. De acuerdo a lo que han señalado algunas interpretaciones, se entendería la erupción del volcán Llaima como producto de la presión ejercida por el desplazamiento de la placa continental hacia el norte, a lo largo de la falla. Esta presión tendría relación con cinco sismos leves y uno moderado en el mes de mayo del 2007, en los alrededores del Volcán Llaima, para luego, en los meses de agosto y septiembre, dos sismos más tuvieran lugar bajo las faldas mismas del volcán. Tres meses después, el Volcán Llaima cedió ante la presión ejercida por el deslizamiento de la placa iniciando la erupción en la tarde del 1º de Enero del año 2008.
Para tranquilidad de las comunidades que están en las proximidades del volcán Villarrica, Jorge Muñoz señaló que hoy no presenta reacciones frente a esta “tensión regional”. “No hay anomalías en el Villarrica, por ahora”, dijo.
CHAITEN: TÓPICO DE LA FALLA

La línea de la falla geológica y su influencia directa tiene a volcanes activos, como erupciones, de importancia mundial. Columnas de humo potentes son el registro gráfico de fotografías antiguas que muestran el comportamiento de los macizos del sur andino a lo largo de la historia reciente. Y lo más sorprendente, es que pese a esos recuerdos documentados, a los volcanes se han allegado poblaciones, de forma riesgosa, pese a las advertencias de expertos.
Hay imágenes potentes, que curiosamente perpetúan ese lazo místico entre la fuerza de la naturaleza y la religiosidad. Así es con fotos como la de la erupción del volcán Calbuco, en 1961 (sacada por el sacerdote José Neudorfer), con la iglesia del Sagrado Corazón de Puerto Varas y un hongo gigantesco que se formaba al fondo de la escena, producto de la explosión eruptiva. Más al norte, también hay imágenes del Villarrica en una de sus más grandes erupciones, en 1948 y 1949, donde la fuerza de los lahares arrasó con instalaciones humanas, cobrando –se calcula – casi 100 vidas.

Estos volcanes mencionados cuentan, dado estas experiencias registradas no tan lejanas en el tiempo, con archivos y estudios respecto a la peligrosidad de sus lahares (o corridas de sedimento producto de la descongelación de los glaciares al contacto con la lava).
Sin embargo, los técnicamente llamados Mapas de Peligro Volcánico eran algo que en Chaitén no se conocía, dado que el volcán no estaba en la nomenclatura de los macizos activos, es más, se le estimaba actividad hace 10 mil años. Es por esto que reuniones como las que comúnmente hacen volcanólogos en localidades aledañas a laderas de volcanes que sí son reconocidos como activos, habría sido cosa extraña en Chaitén antes del 2 de mayo pasado


Vista Aérea de Chaitén inundado

Según el geólogo Jorge Muñoz, a petición del intendente de la región de Los Lagos, Sergio Galilea, se está trabajando respecto a “un mapa general, orientativo, de peligros geológicos en la Provincia de Palena”, comentó. A esto se añade que pese a que no hay decisión expresa aun de la autoridad para volver a habitar Chaitén, los volcanólogos ya estarían evaluando medidas de mitigación de peligros geológicos.
Si bien siguen los escenarios de flujos laháricos en cauces y lluvias de cenizas, la fase explosiva –señalan los expertos – ya pasó, la columna disminuye y la pluma también. Ya se puede vislumbrar el despertar de la tierra en la zona devastada. De todas formas, si Chaitén puede llegar a habitarse será una más de las zonas sensibles junto a la línea de fuego que une a la gente del sur, desde la Araucanía hasta Aysen. Siempre estuvo el desafío de convivir con las fuerzas de la tierra o bajo el influjo de los pillanes. Aunque no se tenía presente.


TEXTO: EQUIPO REVISTA TRAVESIA
FOTOS: Christian Brown, Fotografo GORE Los Lagos